Mi experiencia HackForGood 2015

HackForGood es un hackaton centrado en la innovación social, donde se desarrollan de forma colaborativa nuevas ideas que ayuden a resolver problemas sociales. Los días 16-18 de abril sacrificamos un día de vacaciones para pasarnos por la tercera edición de la iniciativa HackForGood en la Universidad de Valladolid.

Nuestro equipo “Senior OS” iba con la idea de hacer un teléfono móvil para personas mayores, sin ningún tipo de configuración y que se pudiese gestionar íntegramente de forma remota. Lo pasamos muy bien y os voy a contar lo que más me llamó la atención.

Anarquía colaborativa

Los proyectos que más me gustaron mezclaban software y hardware para resolver problemas sociales: un lector de libros para personas con deficiencias visuales basado en cámaras de bajo coste y software libre de reconocimiento de textos, un sistema de control domótico basado en Arduino para personas con movilidad reducida, un sistema para automatizar el tratamiento a pacientes de quimioterapia (@quimiopro) también utilizando Arduino o nuestro teléfono basado en Firefox OS.

Quizá no fuesen perfectos, pero son una muestra de que en escasas 48 horas se pueden desarrollar prototipos o comenzar proyectos que en una empresa costaría poner en marcha algún que otro mes de burocracia, reuniones y procedimientos. Hoy en día, con un presupuesto ridículo y un grupo muy pequeño de personas, se puede probar una idea tecnológica. Pienso que, conforme se siga democratizando el acceso a la tecnología, las empresas tecnológicas continuarán perdiendo su ventaja frente a grupos de personas organizadas alrededor de un proyecto. Principalmente porque su motivación va más allá del dinero.

Generación encontrada

Parece probado que la diversidad es un factor enriquecedor de ideas y proyectos. Muchas veces se asocia a la diversidad de género y, aunque es cierto que el porcentaje de mujeres en el evento fue muy bajo (alrededor de un 20%), lo que más me llamó la atención fue la ausencia de personas mayores de 35 años. Ni una. La media rondaba los veintipocos y probablemente yo fuese el mayor de todos.

Es algo que se repite en este tipo de eventos. Parece que se asume que para participar se tiene que ser joven y estudiante. ¿Es un problema de comunicación o hay una edad a partir de la cual asumimos que este tipo de iniciativas no van con nosotros?

La verdad es que en quedé gratamente sorprendido con la forma en la que los jóvenes se organizan en esa suerte de anarquía colaborativa. Una generación que ha recibido todo tipo de calificativos, que algunos llaman generación perdida, pero a la que sólo le hace falta levantar la voz. Es a este tipo de eventos donde hay que ir a encontrar talento y gente con ganas de hacer cosas e innovar.

Nos vemos el año que viene. Sin excusas.